lunes, 4 de julio de 2011

Poesía - Roberto Bolaño



LOS PERROS ROMÁNTICOS

En aquel tiempo yo tenía veinte años
Y estaba loco.
Había perdido un país
Pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
Lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
Ni estudiar en la madrugada
Junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
En penumbras,
En uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
Y visitaba el sueño: estatua eternizada
En pensamientos líquidos,
Un gusano blanco retorciéndose
En el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
Y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
Y aquí me voy a quedar.



RESURRECCIÓN
La poesía entra en el sueño
como un buzo en el lago.
La poesía, más valiente que nadie,
entra y cae
a plomo
en un lago infinito cono Loch Ness
o turbio e infausto como el lago Batalón.
Contempladla desde el fondo:
un buzo
inocente
envuelto en las plumas
de la voluntad.
La poesía entra en el sueño
como un buzo muerto
en el ojo de Dios.



EN LA SALA DE LECTURAS DEL INFIERNO 
En la sala de lecturas del Infierno En el club
de aficionados a la ciencia-ficción
En los patios escarchados En los dormitorios de tránsito
En los caminos de hielo Cuando ya todo parece más claro
Y cada instante es mejor y menos importante
Con un cigarrillo en la boca y con miedo A veces
los ojos verdes Y 26 años
Un servidor

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