jueves, 7 de julio de 2011

Dolina A. (por tres)

El hombre que era, sin saberlo, el diablo


Un caballero de la calle Caracas resolvió negociar su alma. Siguiendo los 
ritos alcanzó a convocar a Astaroth, miembro de la nobleza infernal. 
-Deseo vender mi alma al diablo -declaró. 
-No será posible -contestó Astaroth. 
-¿Por qué? 
-Porque usted es el diablo.



El hombre que pedía demasiado 
Satanás: ¿Qué pides a cambio de tu alma? 
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también 
juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y también 
renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres, sensaciones... ¿Me
darás todo eso? 
Satanás: No te daré nada. 
Hombre: Entonces no tendrás mi alma. 
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).



Los deberes de Pedro 


Pedro se sienta en los últimos bancos del aula, como corresponde a un chico 
que desdeña la educación y la vecindad de los poderosos. Las conspiraciones ylos batifondos nunca lo hallan ajeno. Busca el riesgo de las transgresiones y lacompañía de los más beligerantes. A veces lo tientan el estudio y la 
inteligencia. 
Entonces, como quien acepta un desafío, como una compadrada, resuelve arduos problemas de regla de tres y cumple los dictados sin tropiezos. 
Un día, la maestra le acaricia el pelo tiernamente. El piensa: 
-Ay, señorita... Si supiera cómo me gustaría regalarle una flor y darle un 
beso. 
Pero Pedro sabe quién es y conoce su deber y su destino. Con una gambeta sealeja del afecto inoportuno y va a buscar la gloria allá en el fondo, donde losmalandras se empeñan revoleando los tinteros para que se cumpla mejor el divino propósito del Universo.

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