sábado, 9 de enero de 2010

Ballay Gustavo Daniel







Vertiente


Hay un atardecer y un enigma en cada vida. A veces la ilusión puede jugarnos una mala partida. Albergar lo vivido y agotarlo. No obstante, si después de todo, hubiese un triunfo pendiente en nuestros días, si plagiar otrora maestros pudiese comprenderlo todo, bastaría.
He cultivado el arte de las artes.
Soñado mil batallas inusuales y colegido mitos tras una espada vana.
He visto el esplendor de Alejandría. A Roma caída y coliseos vacíos. Desandado Creta. He visto desatar tormentas en los pedestales más encumbrados a la hora del crepúsculo. Ha sido cauto el compromiso y leve el margen de error. La piedad (por urgente que sea) no siempre deviene en virtud. Y los eternos bufones no parecen preocuparse. Atendí oscuros vaticinios que hoy provocarían risas, pero mi suerte dispar pudo con el ostracismo y de a poco, sobrellevé con hidalga valentía un formato inusual, heterodoxo. Vil desde lo clásico. Hasta pude excusarme infinitas veces. Desmadejar el hoy hasta corromper la balanza y hacer del fiel un burdo testigo.
Hoy no lo siento así y puedo despertar con sonrisas luego de la noche más criticable. Agobiar el futuro sin expresiones concertantes.
Nadie es quién para velar sueños ajenos. Ni construir un hombre desde el vos con cierta posibilidad de éxito. Exalto exclusivamente a los que se equivocan desde el compromiso, a los que hacen y perviven con su suerte a cuestas como ladina ventura.
Lo demás queda en el jardín donde los sueños pacen y se estrechan, y las vidas sin consecuente valentía se parecen solo a pulcras carcajadas… Un bostezo detrás de las sombras de los anochecidos, cuando el mundo rueda desaforado en cada quién, en cada retazo del hombre que consentimos y criticamos. A galope por su libertad…

Fin


Ballay Gustavo Daniel


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