martes, 9 de agosto de 2011


BIOGRAFIA AUTORIZADA


Autor: Felipe Pigna

El 15 de febrero de 1811, nació en el Carrascal uno de los barrios más pobres de la ciudad de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento. Los primeros "maestros" de Domingo fueron su padre José Clemente Sarmiento y su tío José Eufrasio Quiroga Sarmiento, quienes le enseñaron a leer a los cuatro años. En 1816, ingresó a una de las llamadas "Escuelas de la Patria", fundadas por los gobiernos de la Revolución, donde tuvo como educadores a los hermanos Ignacio y José Rodríguez, éstos sí maestros profesionales.

Cuando terminó la primaria, su madre, Doña Paula Albarracín, quiso que estudiara para sacerdote en Córdoba, pero Domingo se negó y tramitó una beca para estudiar en Buenos Aires. No la consiguió y tuvo que quedarse en San Juan donde fue testigo de las guerras civiles que asolaban la provincia. Marchó al exilio en San Francisco del Monte, San Luis, junto a su tío, José de Oro. Allí fundaron una escuela que será el primer contacto de Sarmiento con la educación.

Poco después, regresó a San Juan y comenzó a trabajar en la tienda de su tía. "La Historia de Grecia la estudié de memoria, y la de Roma enseguida…; y esto mientras vendía yerba y azúcar, y ponía mala cara a los que me venían a sacar de aquel mundo que yo había descubierto para vivir en él. Por las mañanas, después de barrida la tienda, yo estaba leyendo, y una señora pasaba para la Iglesia y volvía de ella, y sus ojos tropezaban siempre, día a día, mes a mes, con este niño inmóvil insensible a toda perturbación, sus ojos fijos sobre un libro, por lo que, meneando la cabeza, decía en su casa: ‘¡Este mocito no debe ser bueno! ¡Si fueran buenos los libros no los leería con tanto ahínco!’"

En 1827, se produjo un hecho que marcará su vida: la invasión a San Juan de los montoneros de Facundo Quiroga.

Decidió oponerse a Quiroga incorporándose al ejército unitario del General Paz. Con el grado de teniente, participó en varias batallas. Pero Facundo parecía por entonces imparable: tomó San Juan y Sarmiento decidió, en 1831, exiliarse en Chile. Se empleó como maestro en una escuela de la localidad de Los Andes. Sus ideas innovadoras provocaron la preocupación del gobernador. Molesto, se mudó a Pocura y fundó su propia escuela. Allí se enamoró de una alumna con quien tendrá su primera hija, Ana Faustina.

En 1836, pudo regresar a San Juan y fundar su primer periódico, El Zonda. Pero al gobierno sanjuanino no le cayeron nada bien las críticas de Sarmiento y decidió, como una forma de censurarlo, aplicarle al diario un impuesto exorbitante que nadie podía pagar y que provocó el cierre de la publicación en 1840. Volvió a Chile y comenzó a tener éxito como periodista y como consejero educativo de los sucesivos gobiernos.

"¿Que es pues un periódico? Una mezquina hoja de papel, llena de retazos, obra sin capítulos, sin prólogo, atestada de bagatelas del momento. Se vende una casa. Se compra un criado. Se ha perdido un perro, y otras mil frioleras, que al día siguiente a nadie interesan. ¿Qué es un periódico? Examinadlo mejor. ¿Qué más contiene? Noticias de países desconocidos, lejanos, cuyos sucesos no pueden interesarnos. (...) Trozos de literatura, retazos de novelas. Decretos de gobierno. (...) Un periódico es el hombre. El ciudadano, la civilización, el cielo, la tierra, lo pasado, lo presente, los crímenes, las grandes acciones, la buena o la mala administración, las necesidades del individuo, la misión del gobierno, la historia contemporánea, la historia de todos los tiempos, el siglo presente, la humanidad en general, la medida de la civilización de un pueblo." D. F. Sarmiento, El Zonda Nº 4.

En Chile, Sarmiento pudo iniciar una etapa más tranquila en su vida. Se casó con Benita, viuda de Don Castro y Calvo, adoptó a su hijo Dominguito y publicó su obra más importante: Facundo, Civilización y Barbarie. Eligió el periodismo como trinchera para luchar contra Rosas. Fundó dos nuevos periódicos: La Tribuna y La Crónica, desde los que atacó duramente a Don Juan Manuel.

Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, EEUU, Canadá y Cuba. En cada uno de estos países, se interesó por el sistema educativo, el nivel de la enseñanza y las comunicaciones. Todas estas impresiones las volcó en su libro Viajes por Europa, África y América. A fines de 1845 conoció en Montevideo a Esteban Echeverría, uno de los fundadores de la generación del ’37 y como él, opositor a Rosas y exiliado. Estando en Francia, en 1846, tuvo un raro privilegio: conocer personalmente al general San Martín en su casa de Grand Bourg y mantener una larga entrevista con el libertador.

De regreso a Chile, incrementó su actividad periodística contra Rosas, lo que motivó que el gobernador de Buenos Aires solicitara dos veces la extradición de Sarmiento para juzgarlo por calumnias, cosa a la que el gobierno chileno se negó.

Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el atraso que él sintetizaba con la frase "civilización y la barbarie". Como muchos pensadores de su época, entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho. Este dilema, según él, solo podía resolverse por el triunfo de la "civilización" sobre la "barbarie". Decía: "Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia". En una carta le aconsejaba a Mitre: "no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes". Lamentablemente el progreso no llegó para todos y muchos "salvajes y bárbaros" pagaron con su vida o su libertad el "delito" de haber nacido indios o de ser gauchos y no tener un empleo fijo.

La obra literaria de Sarmiento estuvo marcada por su actuación política desde que escribió en 1845: "¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! (...) Facundo no ha muerto ¡Vive aún! ; está vivo en las tradiciones populares, en la política y las revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento. (...) Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él, (...) tirano sin rival hoy en la tierra". Estos párrafos del Facundo nos muestran el estilo de Sarmiento. Facundo, a quien odia y admira a la vez, es la excusa para hablar del gaucho, del caudillo, del desierto interminable, en fin, de la Argentina de entonces, de todos los elementos que representan para él el atraso y con los que hay que terminar por las buenas o las malas.

Sarmiento desde Chile alternó su actividad periodística con la literaria y educativa. En su libro Viajes (1849) se reflejan mucho más que las impresiones de un viajero atento y observador; allí se ocupó de lo que lo maravilla de los países que visita y que quisiera ver en su tierra. Pone el acento en el progreso industrial, el avance de las comunicaciones y de la educación.

En su libro Argirópolis (1850) dedicado a Urquiza, expresó un proyecto para crear una confederación en la cuenca del Plata, compuesta por las actuales Argentina, Uruguay y Paraguay, cuya capital estaría en la Isla Martín García. El modelo de organización era la Constitución norteamericana y proponía fomentar la inmigración, la agricultura y la inversión de capitales extranjeros.

Mantuvo fuertes polémicas con políticos y escritores de su tiempo, como Juan Bautista Alberdi, con quien no coincidía en apoyar a Urquiza. Esta polémica se expresó a través de sus libros. Alberdi escribió Complicidad de la prensa en las guerras civiles de la República Argentina y Cartas Quillotanas y Sarmiento le respondió con Las ciento y una y Época preconstitucional y Comentarios a la Constitución de la Nación Argentina.

En 1862 el general Mitre asumió la presidencia y se propuso unificar al país. En estas circunstancias asumió Sarmiento la gobernación de San Juan. A poco de asumir dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio, más tarde llamado Colegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Señoritas, destinada a la formación de maestras

En sólo dos años Sarmiento cambió la fisonomía de su provincia. Abrió caminos, ensanchó calles, construyó nuevos edificios públicos, hospitales, fomentó la agricultura y apoyó la fundación de empresas mineras. Y como para no aburrirse, volvió a editar el diario El Zonda.

En 1863 se produjo en la zona el levantamiento del Chacho Peñaloza y Sarmiento decretó el estado de sitio y como coronel que era, asumió personalmente la guerra contra el caudillo riojano hasta derrotarlo. El ministro del interior de Mitre, Guillermo Rawson, criticó la actitud de Sarmiento de decretar el estado de sitio por considerar que era una decisión exclusiva del poder ejecutivo nacional. Sarmiento, según su estilo, renunció. Corría el año 1864.

A pedido del presidente Mitre, en 1864 viajó a los EE.UU. como ministro plenipotenciario de la Argentina. De paso por Perú, donde se hallaba reunido el Congreso Americano, condenó el ataque español contra Perú, a pesar de las advertencias de Mitre para que no lo hiciera.

Sarmiento llegó a Nueva York en mayo de 1865. Acababa de asumir la presidencia Andrew Johnson en reemplazo de Abraham Lincoln, asesinado por un fanático racista. Sarmiento quedó muy impresionado y escribió Vida de Lincoln. Frecuentó los círculos académicos norteamericanos y fue distinguido con los doctorados "Honoris Causa" de las Universidades de Michigan y Brown.

Mientras Sarmiento seguía en los Estados Unidos, se aproximaban las elecciones y un grupo de políticos los postuló para la candidatura presidencial. Los comicios se realizaron en abril de 1868 y el 16 de agosto, mientras estaba de viaje hacia Buenos Aires, el Congreso lo consagró presidente de los argentinos. Asumió el 12 de octubre de ese año.

Cuando Sarmiento asumió la presidencia todavía se combatía en el Paraguay. La guerra iba a llevarse la vida de su querido hijo Dominguito. Sarmiento ya no volvería a ser el mismo. Un profundo dolor lo acompañaría hasta su muerte.

Durante su presidencia siguió impulsando la educación fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares: Liceo Naval y Colegio Militar.

Sarmiento había aprendido en los EE.UU. la importancia de las comunicaciones en un país extenso como el nuestro. Durante su gobierno se tendieron 5.000 kilómetros de cables telegráficos y en 1874, poco antes de dejar la presidencia pudo inaugurar la primera línea telegráfica con Europa. Modernizó el correo y se preocupó particularmente por la extensión de las líneas férreas. Pensaba que, como en los EE.UU., el tren debía ser el principal impulsor del mercado interno, uniendo a las distintas regiones entre sí y fomentando el comercio nacional. Pero éstos no eran los planes de las compañías británicas inglesas, cuyo único interés era traer los productos del interior al puerto de Buenos Aires para poder exportarlos a Londres. En lugar de un modelo ferroviario en forma de telaraña, o sea interconectado, se construyó uno en forma de abanico, sin conexiones entre las regiones y dirigido al puerto. Este es un claro ejemplo de las limitaciones que tenían los gobernantes argentinos frente a las imposiciones del capital inglés. La red ferroviaria paso de 573 kilómetros a 1331 al final de su presidencia.

En 1869 se concretó el primer censo nacional. Los argentinos eran por entonces 1.836.490, de los cuales el 31% habitaba en la provincia de Buenos Aires y el 71% era analfabeto. Según el censo, el 5% eran indígenas y el 8% europeos. El 75% de las familias vivía en la pobreza, en ranchos de barro y paja. Los profesionales sólo representaban el 1% de la población. La población era escasa, estaba mal educada y, como la riqueza, estaba mal distribuida. Sarmiento fomentó la llegada al país de inmigrantes ingleses y de la Europa del Norte y desalentó la de los de la Europa del Sur. Pensaba que la llegada de sajones fomentaría en el país el desarrollo industrial y la cultura. En realidad los sajones preferían emigrar hacia los EE.UU. donde había puestos de trabajo en las industrias. La argentina de entonces era un país rural que sólo podía convocar, lógicamente a campesinos sin tierras. Y, para tristeza de Sarmiento, la mayoría de los inmigrantes, muchos de nuestros abuelos, serán campesinos italianos, españoles, rusos y franceses.

Entre las múltiples obras de Sarmiento hay que mencionar la organización de la contaduría nacional y el Boletín Oficial que permitieron a la población en general, conocer las cuentas oficiales y los actos de gobierno. Creó el primer servicio de tranvías a caballo, diseñó los Jardines Zoológico y Botánico. Al terminar su presidencia 100.000 niños cursaban la escuela primaria.

Al finalizar su mandato apoyo la candidatura del tucumano Nicolás Avellaneda.

El 22 de agosto de 1873 Sarmiento sufrió un atentado mientras se dirigía hacía la casa de Vélez Sarsfield. Cuando transitaba por la actual esquina de Corrientes y Maipú, una explosión sacudió al coche en el que viajaba. El sanjuanino no lo escuchó porque ya padecía una profunda sordera. Los autores fueron dos anarquistas italianos, los hermanos Francisco y Pedro Guerri que confesaron haber sido contratados por hombres de López Jordán. El atentado falló porque a Francisco Guerri se le reventó el trabuco en la mano. Sarmiento salió ileso del atentado y se enteró porque se lo contaron después.

Al finalizar su mandato en 1874, Sarmiento se retiró de la presidencia pero no de la política. En 1875 asumió el cargo de Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires y continuó ejerciendo el periodismo desde La Tribuna. Poco después fue electo senador por San Juan.

En esa época vivía con su hermana, su hija y sus nietos en la calle Cuyo, actual Sarmiento 1251.

En 1879 asumió como ministro del Interior de Avellaneda, pero por diferencias políticas con el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, renunció al mes de haber asumido.

Durante la presidencia de Roca ejerció el cargo de Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación. En la época en que Sarmiento fomentaba la educación popular, el índice de analfabetos era altísimo. En el campo había muy pocas escuelas porque la mayoría de los estancieros no tenían ningún interés en que los peones y sus hijos dejaran de ser ignorantes. Cuanto menos educación tuvieran más fácil sería explotarlos.

Pero Sarmiento trataba de hacerles entender que una educación dirigida según las ideas y los valores de los sectores dominantes, lejos de poner en peligro sus intereses, los reproducía y confirmaba. "Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales... para eso necesitamos hacer de toda la república una escuela."

De todas formas le costó muchísimo convencer a los poderosos de que les convenía la educación popular y recién en 1882, logró la sanción de su viejo proyecto de ley de educación gratuita, laica y obligatoria, que llevará el número 1420.

Una de sus últimas actuaciones públicas data de 1885. El presidente Roca prohibió a los militares emitir opiniones políticas. Sarmiento, que no podía estar sin expresar su pensamiento, decidió pedir la baja del ejército, y opinar libremente a través de las páginas de su diario El Censor.

En el invierno de 1888 se trasladó al clima cálido del Paraguay junto a Aurelia Vélez, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfiled, autor del Código Civil. Aurelia fue la compañera de Sarmiento durante los últimos años de su vida. Murió el 11 de septiembre de ese año, en Paraguay, como su hijo Dominguito.

Pocos años antes había dejado escrito una especie de testamento político: "Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, más que mía de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que creí bueno, y coronada la perseverancia con el éxito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporción de mi país y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimación de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codicié, porque ere bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, de que yo gocé sólo a hurtadillas".

Fuente: www.elhistoriador.com.ar



BIOGRAFIA NO AUTORIZADA


Sarmiento el revoltoso

El genial autor de Facundo fue un hombre apasionado, rebelde y de una poderosa sensualidad, tal como lo revela esta semblanza biográfica que desmiente la adusta y beatífica imagen oficial que se enseña en las escuelas
Aunque la historia escolar ha presentado a Domingo Faustino Sarmiento como a un niño ejemplar que nunca faltó a la escuela, y a veces como a un adulto prolijo y abnegado, lo cierto es que fue un ser humano díscolo y rebelde, con permanentes conflictos en todos los ámbitos de su vasta existencia.

Sarmiento sostuvo en Recuerdos de provincia que su asistencia a la escuela fue perfecta durante varios años, pero también narró en ese libro sus múltiples travesuras, como la de dictar intencionadamente errores a sus compañeros para hacerlos reprender. Igualmente confesó su protaganismo como líder de una patota juvenil que se enfrentaba con piedras y palos con los muchachos de los otros barrios de San Juan. Dolido por no haber podido ingresar al Colegio Montserrat de Córdoba ni al de Ciencias Morales de Buenos Aires, Domingo se aburría en su ciudad y acompañó al exilio en un pueblito de San Luis a su tío José de Oro, un clérigo federal y revoltoso con quien mucho se identificó. De regreso en su provincia, trabajó como dependiente de una tienda y, una tarde, vio entrar en la urbe a las tropas desarrapadas de Facundo Quiroga. Al contemplar a esos soldados sucios y harapientos, pensó que ellos no podían representar la civilización y resolvió hacerse unitario. Inmerso de lleno en las luchas civiles, antes de cumplir los 20 años se había insolentado con el gobernador, había participado en la batalla de Niquivil y debió exiliarse en el pueblo de Los Andes, en Chile. Allí fue maestro y se relacionó con una jovencita de buena familia, Jesús del Canto, con quien tuvo una hija pero no se casó. Domingo se hizo cargo de esa criatura, a quien llamó Faustina, y la envió a San Juan para que su madre, doña Paula Albarracín, y sus hermanas, la hicieran vivir con ellas y la educaran.

Después de haber sido bodeguero en Pocuro, tendero en Valparaíso y capataz de una mina en Copiapó, Sarmiento retornó a su provincia. Participó allí de las actividades literarias y culturales de los jóvenes de su edad y fundó un colegio de niñas y el diario El Zonda. Sufríó varios desdenes amorosos (era feo, torpe y mal aliñado) y, debido a sus desplantes opositores al gobernador Nazario Benavídez, en 1840 fue encarcelado y debió partir otra vez al destierro, estableciéndose en Santiago de Chile. Periodista de El Mercurio y El Progreso, el sanjuanino apoyó al partido conservador y entró en lucha con diversos sectores: con los liberales, por sus posturas políticas; con los intelectuales transandinos, por haberlos acusado de improductivos y anticuados; y con los gramáticos y académicos, por sus propuestas de una nueva ortografía. Escribió el Facundo para combatir al gobierno argentino, pero esto le creó una situación delicada a la administración chilena. El momento se tornó tan difícil para el belicoso periodista, que su amigo, el ministro Manuel Montt, decidió enviarlo a estudiar el estado de la enseñanza en Europa, para sacarlo del centro de las tormentas, que él mismo generaba constantemente.

Por esos días, Domingo sólo encontraba paz en la casa de Benita Martínez Pastoriza, una joven señora casada con un hombre mucho mayor que ella. Pese a la elevada edad de su marido, Benita tuvo un hijo y se interpretó que su verdadero padre era Sarmiento. El sanjuanino se despidió de su amada y partió por casi tres años a los países europeos y los Estados Unidos. Al regresar, Benita había enviudado y Domingo se casó con ella y adoptó al hijo, dándole su apellido: pasó a llamarse Domingo Fidel Sarmiento.

Cuando Urquiza se pronunció contra Rosas, Sarmiento marchó a unírsele y participó como boletinero en la batalla de Caseros. Pero no se llevó bien con el caudillo entrerriano, pues entendía que no aceptaba sus consejos ni le daba el lugar que le correspondía por sus antecedentes de luchador contra la dictadura. A las pocas semanas volvió a Chile: pasó allí tres años apacibles con su esposa e hijo, pero la inacción y el aislamiento lo tenían incómodo, nervioso. Viajó a Buenos Aires y allí, apoyado por Bartolomé Mitre, fue concejal, director de escuelas, senador y ministro. Pero su temperamento impetuoso, avasallador, volvió a sumergirlo en una espiral de antagonismos. La prensa opositora lo definía con unas versitos:

Por más que te des los aires,
de grajo, de cuervo o buitre,
serás senador de Mitre,
pero no de Buenos Aires.

Tenía también problemas con su mujer y se enamoró de Aurelia Vélez Sársfield, hija de su amigo Dalmacio, con la que mantuvo un clandestino romance. Cuando Mitre venció a Urquiza en Pavón y el país se unificó, Domingo partió con el ejército liberal hacia San Juan, donde la legislatura lo eligió gobernador. Desde allí le escribió a su amante Aurelia, pero la carta fue interceptada por su híjo adolescente y su esposa, entonces se desató un dramático escándalo familiar. Simultáneamente, él también se enteró de que Benita lo engañaba con otro y que estaba embarazada. Se sintió tremendamente humillado y, a pesar de los esfuerzos conciliatarios de Mitre, rompió para siempre con su cónyuge y con Dominguito.

Esos dos años en la gobernación fueron para él de vergüenza e impotencia. La falta de dinero esterilizaba sus iniciativas progresistas y terminó peleándose con todos. Se sintió solo y fracasado: renunció a su cargo y pidió ser designado embajador en los Estados Unidos.

Allí se enamoró de su profesora de inglés, una señora jovencita y puritana, a quien el fogoso y atípico diplomático le llevaba treinta años de edad. La furtiva y apasionada relación con Ida Wickersham le devolvió la autoestima. Aunque la noticia de la muerte de Dominguito en la guerra del Paraguay fue un golpe terrible, tuvo fuerzas para luchar por su futuro político y, a los cuatro años, en 1868, regresaba a su país elegido presidente de la República.

Su carácter agresivo, impulsivo, volvía a traicionarlo. Se querelló con Mitre, luchó contra rebeliones provinciales en Entre Ríos y otros lugares, sufrió atentados y entregó el poder a su sucesor, Nicolás Avellaneda, en medio de una violenta revolución iniciada por los opositores.

A pesar de haber sido afectado por una fuerte sordera, aceptó el cargo de senador por San Juan. La disminución auditiva, sin embargo, no atemperó su beligerancia y fue el eje de violentos debates, al finalizar uno de los cuales fue agredido por la barra.

Al llegar la presidencia de Julio Roca se le nombró presidente del Consejo de Educación, pero se insultó de inmediato con todos los otros vocales y renunció en medio de una sonora trifulca polítíca. Desde el periodismo continuó atacando a sus colegas y provocó la renuncia de ellos y del propio Ministro de Educación. Sostenía que la educación estatal no podía ser católica para no herir a los miembros de otras confesiones, y protagonizó las enconadas polémicas que culminaron con la implantación del laicismo a través de la ley 1420.

Ya viejo, combatió contra la corrupción administrativa del gobierno de Juárez Celman y su vocación hegemónica, desde la prensa y el libro. Escribió Conflictos y armonías de las razas en América para explicar por qué, a pesar de que el país tenía una constitución democrática, seguía imperando el absolutismo político y los gobernadores sustituían al pueblo como electores de los presidentes.

Buscando mejor clima viajó a Asunción. A pesar de sus 77 años, le pidió a Aurelia que fuera a visitarlo: "Venga al Paraguay y juntemos nuestros desencantos para ver sonriendo pasar la vida", le escribió. "Venga pues a la fiesta donde tendremos ríos espléndidos, el Chaco incendiado, música, bullicio y animación. Venga, que no sabe la bella durmiente lo que se pierde de su Príncipe Encantado".

Pero Aurelia no alcanzó a llegar. El viejo roble, que no había perdido su romanticismo, su apetito desmesurado ni su constante ánimo de pelea, fue traicionado por su corazón: en la madrugada del 11 de septiembre de 1888 pidió que lo sentaran en la cama para ver el amanecer, pero la noche lo venció.

Su impulso, sin embargo, lo sobrevivió: su figura sigue desatando pasiones y los escritores continuamos descubriendo nuevas facetas de su rica personalidad.

Por José Ignacio García Hamilton

Para La Nación-Buenos Aires, 1997
Autor de Cuyano Alborotador, biografía novelada de Domingo Faustino Sarmiento. 




FRASES Y PENSAMIENTOS


SARMIENTO ESCRIBE: 
Los textos que se pueden leer a continuación son todos hijos de la reputada pluma de Sarmiento.

…los indios

“¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandarí­a colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así­ son todos. Incapaces de progreso. Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”.

(”El Progreso”, 27 de septiembre de 1844)

“Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos, sin poderlo remediar, una invencible repugnancia, y para nosotros, Colo Colo, Lautaro y Caupolicán, no obstante los ropajes civilizados y nobles de que los revistiera Ercilla, no son más que unos indios asquerosos, a quienes habrí­amos hecho colgar y colgarí­amos ahora, si reaparecieran en una guerra de los araucanos contra Chile, que nada tiene que ver con esa canalla”.

(Extractado de: Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán,
de Roberto Levillier, Madrid, 1926)


…los gauchos

“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”.

(Carta a Bartolomé Mitre, del 24 de septiembre de 1861)

“En las provincias viven animales bí­pedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor”.

(Informe enviado a Mitre en el año 1863)

...los paraguayos

“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraní­es, indios salvajes y esclavos que obran por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes de los cuales ya han muerto ciento cincuenta mil. Su avance, capitaneados por descendientes degenerados de españoles, traerí­a la detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie… Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní­. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”.

(Carta a Mitre, año 1872)

…los argentinos

“(son) una dañosa amalgama de razas incapaces e inadecuada para la civilización”.

“Los argentinos somos pobres hombres llenos de pretensiones y de inepcia, miserables pueblos, ignorantes, inmorales y apenas en la infancia. Somos una raza bastarda que no ocupa, sino que embaraza la tierra”.

“Nuestro pueblo no está preparado sino para degollar, robar, haraganear, desvastar y destruir”.

(De sus Obras Completas)

SARMIENTO Y CHILE


“He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso. Magallanes pertenece a Chile y quizás toda la Patagonia. No se me ocurre, después de mis demostraciones, cómo se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra, ni pretexto de controversia queda”.

(”El Progreso”, diario chileno dirigido por Sarmiento, 28 de noviembre de 1842).


“Que no suene más el nombre de los argentinos en la prensa chilena; que los que en nombre de aquella nacionalidad perdida ya habí­an levantado la voz guarden un silencio respetuoso; que se acerquen a los que por ligereza u otros motivos los habí­an provocado; y les pidan amigablemente un rincón en el hogar doméstico, de lo que en lo sucesivo serán, no ya huéspedes, sino miembros permanentes. Ahora, no hay más patria que Chile; para Chile debemos vivir solamente y en esta nueva afección, deben ahogarse todas las antiguas afecciones nacionales. Fundámonos en intereses e ideas con las nacionales, participemos de sus afecciones, de sus costumbres y de sus gustos. Hagámonos dignos de ser admitidos entre los individuos de la gran familia chilena y conquistemos la nacionalidad por la moralidad de nuestras costumbres, por nuestra laboriosidad y por nuestros servicios a la causa de la libertad y de la civilización que en Chile como en cualquier otra sección americana tiene amigos y partidarios”.

(”El Progreso”, diario chileno dirigido por Sarmiento, 11 de enero de 1843).

“La cuestión de Magallanes nos interesa bajo otro aspecto que no es puramente personal. En 1842, llevando adelante una idea que creí­amos fecunda en bienes para convicción de que aquel territorio era útil a Chile e inútil a la República Argentina.
“Téngase presente además, que todas las cartas geográficas hechas en Europa, ponen los lí­mites a la República aquélla, el Rí­o Negro al Sud, demarcando separadamente la Patagonia como paí­s distinto, y aunque este hecho no constituya derechos en favor de nadie, muestra ya la opinión de todos los pueblos con respecto a aquellos parajes, que la colonización española no ha ocupado; y no sabemos si serí­a obra de caridad arrebatar el terreno para poblarlo, a un gobierno como el argentino, que no es capaz de conservar poblado el que le dejó sometido y pacificado la España”.

(”La Crónica”, de Santiago de Chile, 29 de abril de 1849)

“El primer principio de equidad que ha de consultarse es éste: Un territorio limí­trofe pertenecerá a aquel de los dos Estados a quien aproveche su ocupación, sin dañar ni menoscabar los intereses del otro.
“Este principio, seguido en todos los tratados de demarcación de lí­mites de paí­ses despoblados tiene su completa aplicación en Magallanes. El Estrecho es una ví­a necesaria, indispensable de comunicación para Chile; es uno de sus caminos para Europa que le interesa aclarar, asegurar, poblar, para mejorar su comercio.
“Para Buenos Aires el estrecho es una posesión inútil. Quedarí­a por saber aún, si el tí­tulo de erección del Virreinato de Buenos Aires expresa que las tierras del sud de Mendoza y poseí­das aún hoy por chilenos, entraron en la demarcación del virreinato, que a no hacerlo, Chile pudiera reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las provincias de Cuyo ¿Qué harí­a el Gobierno de Buenos Aires con el Estrecho de Magallanes? Que pueble pues el Gobierno de Buenos Aires el Chaco, el Sud hasta el Colorado y el Negro, que dé seguridad a sus fronteras, que allane las dificultades del comercio interior; que regularice las leyes de aduana y deje el Estrecho a quien lo posee con provecho y no podrá abandonarlo sin mengua. Ningún interés nacional lo lleva a aquel punto, que a dejarlo Chile, le recuperarí­an los bárbaros, sin que el Gobierno de Buenos Aires tenga interés para hacer las erogaciones que demanda la ocupación de aquel paí­s, remoto, frí­gido e inhospedable”.

(”La Crónica”, de Santiago de Chile, 11 de marzo de 1849)

SARMIENTO Y EL PUEBLO


“Tengo odio a la barbarie popular la chusma y el pueblo gaucho nos es hostil”.

(”El Nacional”, 3 de febrero de 1857).

“Fue tal el terror que sembramos en toda esa gente la oposición” con éstos y otros medios (establecimos en varios puntos depósitos de armas y municiones, encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrí­an de noche las calles de la ciudad acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros) que el 29 triunfamos sin oposición [N. de la R.: en las elecciones del 29 de marzo de 1857]. Los gauchos que se resistieron a votar por los candidatos del gobierno fueron encarcelados, puestos en el cepo, enviados al ejército para que sirviesen en la frontera con los indios y muchos de ellos perdieron el rancho, sus escasos bienes y la mujer”.

(Carta a Domingo Oro, 17 de junio de 1857).


“Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”.

(Del discurso en el Senado de la Provincia de Buenos Aires, 13 de septiembre de 1859).

“No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al paí­s. La sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos”.

(Carta a Bartolomé Mitre, 20 de septiembre de 1861).

“El plan definitivo: asegurar los principales puntos de la República con batallones de lí­nea, o lo que es lo mismo, apoyar a las clases cultas con soldados contra el levantamiento del paisanaje”.

(Del Archivo Mitre).

Aunque puedan enfadarnos estas frase a Sarmiento se lo debe leer dentro del contexto historico. Cuando habla en Chile no puede ocultar su fastido por su exilio. Sarmiento era un cascarrabias. Decia odiar a los pobres, a los indios, amaba a los cultos, pero fue uno de los pocos que hizo algo por los pobres: les dio educacioin laica y gratuita. Si vemos su obra fue uno de los mejores presidentes argentinos, en cuya presidencia la Argentina fue una Aregentina Prospera

TAMBIEN EXISTEN ESTAS OTRAS MAS FELICES



¡bárbaros! las ideas no se matan.
Idea

Era el que más sabia. . . Pero el que menos entendía.
Saber

El detalle de una batalla lo da el que triunfa.
Batalla

Toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio.
Progreso

Lo escrito permanece.
Escritor

Todos los problemas son problemas de educación.
Educación

La ignorancia es atrevida.
Ignorancia

Los discípulos son la mejor biografía del maestro.
Maestro

Escribo como medio y arma de combate, que combatir es realizar el pensamiento.
Pensamiento

Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización.
Educación

Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de la mujer.
Mujer

Cuando los hombres honrados se van a su casa, los pillos entran en la de gobierno.
Gobierno




PREGUNTAS SOBRE SARMIENTO



1) ¿Cómo fueron sus primeros Años?


Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en la ciudad de San Juan. Sus padres fueron José Clemente Sarmiento y Doña Paula Albarracín y tuvieron quince hijos, de los que solo sobrevivieron seis.

Don Clemente y su hermano José Eufrasio Quiroga Sarmiento le enseñaron a leer a Domingo a los cuatro años y su hermano. En 1816, mientras se reunía el Congreso de Tucumán, ingresó a una de las llamadas "Escuelas de la Patria", fundadas por los gobiernos de la Revolución, donde tuvo como maestros a los hermanos Ignacio y José Rodríguez.

2) ¿Cómo era la relación con su madre? 

El padre de Domingo no tenía un trabajo fijo, de manera que la tarea de mantener la familia recaía sobre doña Paula que instaló un telar en el patio de la casa. Sus clientes eran sus vecinos, y los conventos de San Juan que le encargaban las sotanas para sus frailes. Cuando Domingo terminó la escuela, Doña Paula quiso que estudie para sacerdote en Córdoba, pero el muchacho se negó.

3) ¿Cómo continuó con sus estudios? 


En 1823 quiso estudiar en Buenos Aires y tramitó una beca En su época las becas se daban por sorteo. Sarmiento no salió sorteado y, al no contar con el dinero suficiente, no pudo continuar sus estudios y tuvo que quedarse en San Juan. A partir de entonces será autodidacta (estudiará por su cuenta) . Un amigo ingeniero lo ayudará con las matemáticas, su tío José de Oro con el Latín y la Teología. El francés lo estudiará solo en sus ratos libres.

4) ¿Cuándo conoció a Facundo? 

En 1827 los montoneros federales de Facundo Quiroga invaden San Juan. Sarmiento quedó muy impresionado por el episodio y decidió oponerse a Quiroga e incorporarse al ejército unitario del General Paz. Con el grado de teniente participando en varias batallas. Allí conoce al personaje de su libro más importante: Facundo, que toma San Juan y gran parte de Cuyo. Tras la derrota de Paz en 1831 Sarmiento decidió exiliarse en Chile. Allí consiguió un puesto de maestro en una escuela provincial en un pueblito llamado Los Andes. Sus ideas innovadoras no le gustaron al gobernador. El maestro sanjuanino renunció y fundó su propia escuela en Pocura. Allí se enamoró de una alumna con quien tendrá su primera hija, Ana Faustina.

5) ¿Quién era Facundo?

Juan Facundo Quiroga fue un caudillo riojano. Luchó en las campañas libertadoras junto a San Martín. A partir de 1825, junto a los caudillos federales Bustos e Ibarra enfrentó el proyecto político unitario de Rivadavia. Invadió Córdoba y se apoderó de la ciudad pero fue desalojado por el General unitario José María Paz que lo venció en La Tablada el 23 de febrero de 1829 y en Oncativo un año después. Mantenía con Rosas una relación de aliado y era considerado por Don Juan Manuel como su hombre en el interior. Las diferencias entre Rosas y Quiroga se centraban en el tema de la organización nacional. Mientras que Facundo se hacía eco del reclamo provincial de crear un gobierno nacional que distribuyera equitativamente los ingresos nacionales, Rosas y los terratenientes porteños se oponían a perder el control exclusivo sobre las rentas del puerto y la Aduana. Facundo fue asesinado el 16 de Febrero de 1835.

6) ¿En qué se diferenciaban los unitarios de los federales?


Los unitarios eran partidarios del control administrativo y político de todo el país por parte de un poder central. Los federales proponían el respeto a la autonomía política y económica de las provincias asociadas. El federalismo acepta un gobierno central pero moderado por el poder de cada provincia.

7) ¿Cuando se inició como Periodista?

En 1836 regresó a San Juan y concretó un sueño: fu dar un diario desde donde poder transmitir sus ideas. Así nació "El Zonda". Parece que las críticas de Sarmiento fueron muchas y alcanzaron al gobierno sanjuanino que lo persiguió hasta lograr que cerrara el periódico en 1840. Decidió volver a Chile, con una vocación clara: el periodismo y un interés obsesivo, la educación, en la que veía la solución a la mayoría de los males que asolaban a la América Latina de su época.

8) ¿Quién era el enemigo número para Sarmiento?

Juan Manuel de Rosas, que en 1829 había asumido la gobernación de Buenos Aires y tenía una enorme influencia a largo de todo el país. Rosas era uno de los estancieros más poderosos de la provincia. En 1835, la muerte de Juan Facundo Quiroga creó una difícil situación. Los estancieros porteños pensaron que hacía falta "mano dura" para controlar la situación y le otorgaron la suma del poder público. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, ejercerá el poder en forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo de la provincia y de las clases altas porteñas. Muchos intelectuales, entre ellos Sarmiento decidieron abandonar el país y oponerse a Rosas desde el exilio. Así, Montevideo y Santiago de Chile se transformaron en focos de la oposición antirrosista.


9) ¿Qué hizo durante su exilio en Chile? 
La estadía de Sarmiento se prolongará por casi once años, de 1840 a 1851. Serán años de mucha creatividad y actividad intelectual. Allí publicará en 1845 su obra más importante "Facundo, Civilización y Barbarie" y fundará dos periódicos, "La Tribuna" y "La Crónica", desde donde atacará a Juan Manuel de Rosas.

Entre 1845 y 1848, el gobierno chileno, a través de su Ministro Manuel Montt, lo envió a un largo viaje por el mundo, con el objetivo de estudiar y evaluar las nuevas corrientes pedagógicas. Visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Austria, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, EEUU, Canadá, Panamá y Cuba. Sus experiencias quedan reflejadas en el libro"Viajes por Europa, Africa y América".

El 19 de mayo de 1848, a poco de regresar a Chile se casó con la joven viuda sanjuanina Benita Martínez Pastoriza y adoptó a su hijo Dominguito.

10) ¿Qué participación tuvo en la caída de Rosas? 

Cuando en 1851 el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza armó el "Ejército Grande" para derrocar a Rosas, Sarmiento sintió que el momento que había esperado durante veinte años había llegado. Se incorporó con el grado de Teniente Coronel y participó, el 3 de febrero de 1852, en la batalla de Caseros. Derrotado Rosas, entró a Buenos Aires y se dio el gusto de instalarse por unas horas en el escritorio de Rosas, de donde habían salido miles de órdenes de captura, de opositores, varias de ellas contra el propio Sarmiento. Allí escribió el último parte del "Ejército Grande".

Por fin la Constitución

Rosas había postergado sin fecha la sanción de una Constitución Nacional reclamada por todas las provincias. Era consciente que ello hubiera significado nacionalizar la Aduana, el puerto y los recursos de Buenos Aires. Tras su derrota, ya no había excusas, había que organizar el país y Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe para mayo de 1853. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina, dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de 1852". A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación del resto de las provincias con capital en Paraná. Poco después, de estos hechos, Sarmiento se distanció de Urquiza y volvió a Chile.

11) ¿Qué entendía Sarmiento por Civilización y Barbarie?

Sarmiento, subtituló su libro más importante, Facundo, con la frase que para él sintetizaba su pensamiento: Civilización y Barbarie. La civilización era para Sarmiento, la expansión de las ciudades, el desarrollo de las comunicaciones, el progreso, la cultura europea, mientras que a la barbarie la situaba en el campo con sus costumbres atrasadas y las características de los gauchos y los indios, mezcladas con el atraso que nos venía dado por la tradición hispánica.

En una carta de la década le aconsejaba a Mitre: "no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes."

12) ¿Cuáles eran los temas que preocupaban a Sarmiento?


Básicamente dos: la educación y la política. En "Facundo" hace una notable descripción de la Argentina y de lo que para él eran sus males. Centra sus críticas en Rosas y los caudillos, símbolos para el del atraso.

En "Viajes" (1849) difunde los avances y el progreso de los países que visita y que él quisiera ver en Argentina. Su modelo ideal es el sistema económico y social de los Estados Unidos y así lo expresa en "Argirópolis" (1850) donde expone un proyecto para crear los "Estados Unidos del Sur" , uniendo Argentina, Uruguay y Paraguay con una nueva capital en la Isla Martín García y propone fomentar la inmigración, la agricultura y la inversión de capitales extranjeros.

13) ¿Qué opinaba de la educación popular?

"Los pueblos se encaminan a la igualdad y al nivelamiento posible en la distribución de los goces que la sociedad debe asegurar a cada uno de sus miembros, para que la asociación no sea en ventaja exclusiva de algunos cuantos nacidos para la riqueza, los honores, la ilustración y las ventajas de la vida civilizada, en detrimento del mayor número condenado a permanecer siempre en la miseria, el embrutecimiento y el vicio."

D.F. Sarmiento, Facundo, Civilización y Barbarie, Bs. As, CEAL, 1982

14) ¿Cuándo y porqué se instaló en Buenos Aires?


En 1856 el gobierno de Buenos Aires lo convoca para hacerse cargo del Departamento de Escuelas. Inmediatamente pone manos a la obra y ese primer año crea 36 nuevos colegios. Junto a su colaboradora, la educadora Juana Manso, escribe Anales de la Educación Común. En 1857 es electo senador provincial. Desde su nuevo puesto presentará innovadores proyectos, como el que permitió confiscar 100 leguas de campos a orillas del río Salado para entregárselos a agricultores que no tenían tierras. Así nació Chivilcoy. Fomentó la extensión de la línea ferroviaria y la creación de nuevas ciudades. En 1860 el gobernador Mitre lo nombra su Ministro de Gobierno. Pero al no encontrar el apoyo necesario para sus proyectos, renuncia a su cargo.

15) ¿Cómo fue su obra como Gobernador?

Urquiza fue derrotado en Pavón por Bartolomé Mitre quien se convirtió en el presidente de una Argentina que volvía a estar unida. Esta unidad se hizo desde Buenos Aires y en su beneficio. Mitre nombró a Sarmiento gobernador de San Juan. A poco de asumir impuso en toda la provincia la enseñanza primaria obligatoria y creó escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas, una de las más grandes del país para mil alumnos, el Colegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Señoritas, para la formación de maestras

Sarmiento se propuso cambiar su provincia. Lo modernizó todo, trazó el primer plano de la ciudad, caminos, calles, construyó nuevos edificios públicos, hospitales, fomentó la agricultura y la minería. Y como si fuera poco, volvió a una vieja pasión: editar su diario "El Zonda".

16) ¿Qué responsabilidad tuvo en la muerte de El Chacho?

En 1863 el caudillo montonero Angel Vicente Peñaloza, conocido como "El Chacho", intentó sublevar la zona de Cuyo contra la política centralista de Mitre. Sarmiento decretó el Estado de Sitio y dirigió la campaña que terminó con la vida del caudillo riojano. El ministro del interior de Mitre, Guillermo Rawson pidió la renuncia de Sarmiento por decretar el estado de sitio, una facultad exclusiva del poder ejecutivo nacional. Así, en 1864, tras dos años de gestión, Sarmiento renunció a la gobernación.

"No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses. (...) El derecho no rige sino con quienes lo respetan, los demás están fuera de la ley "

Carta de Sarmiento a Mitre fechada el 18 de Noviembre de 1863, en Correspondencia Sarmiento-Mitre, Museo Mitre, Bs As, 1911.

17) ¿qué misiones cumplió como Diplomático?


Tras su renuncia como gobernador y para protegerlo de las críticas suscitadas por su actuación contra El Chacho, Mitre lo envió en 1864 a los EEUU como ministro plenipotenciario de la Argentina. Sarmiento llegó a Nueva York en mayo de 1865 y comenzará a frecuentar las universidades norteamericanas y será distinguido con los doctorados "Honoris Causa", por dos ellas: la de Michigan y la de Brown. Allí tambien vivirá un gran romance con su profesora de inglés, Ida Wilckersham. Su alegría se apagaría de pronto al enterarse de que Dominguito había muerto en la Guerra del Paraguay.

18) ¿Por qué se produjo la Guerra del Paraguay?

Los gobiernos argentinos y brasileños habían aislado al Paraguay. Su único aliado era el Partido Blanco en el poder en Uruguay. Ante el derrocamiento de los blancos uruguayos, el presidente Paraguayo, Mariscal Francisco Solano López, solicitó permiso al presidente Mitre para pasar por Corrientes y auxiliar a sus aliados. Mitre, que había apoyado el golpe en Uruguay, le negó el permiso. Solano López pasó igual y esto fue considerado por Mitre como una declaración de guerra, a la que pronto se sumaron Brasil y los nuevos gobernantes uruguayos, formando la Triple Alianza. Detrás de la Alianza estaba el capital Inglés interesado en destruir el modelo Paraguayo y obtener algodón para sus fábricas textiles. La guerra destruyó al Paraguay quedó despoblado de hombres y despojándolo de más de la mitad de su territorio usurpado por el Imperio Brasileño.

19) ¿Cuál era la situación del país cuando Sarmiento llegó a la presidencia?

Mientras Sarmiento estaba en Estados Unidos, en la Argentina un grupo de políticos postuló lo como candidato a presidente de la Nación. Las elecciones, que se realizaron en abril de 1868 le dieron el triunfo y emprendió el regreso para asumir la presidencia el 12 de octubre de ese año. Cuando llegó a la presidencia Sarmiento tenía 57 años y muchos proyectos por delante. Pero no las tendrá todas consigo. El senado obstaculizará sus proyectos más progresistas. En la cámara de diputados, sobre 50 legisladores, 35 eran opositores. La prensa porteña, por su parte, lo hostilizará por su condición de provinciano. Recibió un país endeudado y con la Guerra del Paraguay en pleno desarrollo que se llevaba la mayoría del presupuesto.

20) ¿Cómo funcionaba el modelo agro-exportador?

La Argentina por aquel entonces exportaba materias primas (cereales, lana, carne y cuero) e importaba productos elaborados (muchas veces con nuestras lanas y carnes). Nuestro principal comprador y vendedor seguía siendo como en 1810, Inglaterra que siempre tenía un saldo a su favor porque las manufacturas siempre son eran más caras que las materias primas. Además los países productores de manufacturas tienen dos ventajas fundamentales: 1) no dependen de la naturaleza para su producción (inundaciones, sequías, etc. no la afectan) 2) dan empleo a mucha más gente que los que producen materias primas, que ganando mejores sueldos, los gasta en esas mismas industrias, dentro del mercado interno.

21) ¿Qué datos de interés aportó el primer Censo?


Para tener un diagnóstico claro del país que iba a gobernar, Sarmiento dispuso en 1869 que se realizara el primer censo nacional. El país tenía 1.836.490 de habitantes, de los cuales el 31% habitaba en la provincia de Buenos Aires. Los analfabetos alcanzaban al 72 % de la población y el 75% de las familias vivía en la pobreza, en ranchos de barro y paja. Solamente el 1% de los argentinos había podido graduarse en alguna carrera universitaria.


22) ¿Por qué se lo recuerda como el gran maestro? 


Por el gran impulso que le dio a la educación. Durante su presidencia fundó unas 800 escuelas en todo el país, la Facultad de Ciencias Exactas, el Observatorio Nacional de Córdoba y los institutos militares (Liceo Naval y Colegio Militar). Al terminar su presidencia 100.000 niños cursaban la escuela primaria.

23) ¿Qué hizo tras terminar su mandato presidencial?


Sarmiento terminó su mandato en 1874 y ya un año después ocupa el cargo de Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires mientras seguía ejerciendo el periodismo ahora desde el diario "La Tribuna". Poco después fue electo senador por San Juan.

En esa época vivía con su hermana, su hija y sus nietos en la calle Cuyo, actual Sarmiento 1251. En 1880 el electo presidente Roca lo nombró Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación, desde allí continuó fundando escuelas por todas partes e impulsó la sanción de la Ley 1420 que establecía la enseñanza primaria, gratuita, obligatoria, gradual y laica para todos los habitantes del país. 

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